NO HAY REVOLUCIONES TEMPRANAS..... NACEN DESDE EL PIE!

1 ene 2012

DESPUES DE LAS ELECCIONES

Como todos sabemos el escenario político local fue atravesado de lado a lado por las elecciones ejecutivas y legislativas en todo el territorio. La disputa por cargos públicos fue importante, aunque a grandes rasgos no fueron muchas las sorpresas.

Luego del estallido de la crisis internacional del 2009, que apretó las tuercas de la economía local, algunos creímos que la capacidad de gestión del kirchnerismo comenzaba a mellarse, y por esto que algunos actores que se mostraban como el recambio tomarían mas fuerza agudizando la situación de crisis financiera hacia una de carácter político e institucional que favorecería este enroque administrativo. Sin embargo, la administración liderada en ese momento por Néstor Kirchner, junto con un amplio arco de alianzas, mostró audacia para paliar la situación y reciclarse manteniendo y, en muchos casos, aumentando el consenso popular. Ejemplo de esto fue la activación del plan REPRO que garantizó la estabilidad laboral en gran cantidad de fábricas, evitando los esperados despidos masivos con que las empresas amenazaban para mantener su tasa de ganancia. El gobierno subvencionó parte de los salarios de los obreros y con esto negoció los puestos de trabajo en distintas empresas, acción que hecho por tierra cualquier situación de descontento masivo que atentara contra la estabilidad gubernamental. En este marco de recomposición del kirchnerismo hay varios motivos que sustenta esta realidad, por un lado la capacidad de negociación para mantener cierta estabilidad que aquiete el animo del pueblo, como antes mencionamos, por otra parte la construcción de una oposición funcional a sus intereses que garantice y contraste sus aspiraciones ubicándolos en la subjetividad popular como lo progresista, desarrollista y demás adjetivos calificativos frente a lo viejo, lo liberal, lo monopólico. A esto se le suma que el mercado regional en general y argentino en particular viene sacando provecho de una crisis estructural del capitalismo que tiene ciertas particularidades pocas veces vistas, pero sencillas de resaltar, en el marco de salvar la sagrada tasa de ganancia del empresariado financiero internacional. Es decir, mientras las casas matrices en los mercados centrales cierran, en mercados periféricos como el argentino aumentan su producción, emplean mayor mano de obra e invierten en infraestructura. Proceso acompañado de cerca por el aparato estatal que garantizó las inversiones en infraestructura necesarias para implementar un proceso de sustitución de importaciones, por esto las obras en rutas, puertos, en materia energética, comunicación etc. Como venimos sosteniendo este es un gobierno que responde a los intereses del capital industrial sin desatender, negociar y, más allá de la retórica progresista, respetar los negocios del capital financiero especulativo radicado en el mundo bancario y agropecuario[1].

Luego del año electoral vemos que en el reparto de la administración estatal, la gran mayoría de las gobernaciones son afines al ejecutivo nacional, sin embargo no se puede decir que son propios del kirchnerismo. El arco de alianzas hecho a lo largo y ancho del país es de lo más heterogéneo y en cierta medida genera cierta volatilidad frente a un panorama económicamente inestable producto de la ya nombrada crisis financiera internacional. El panorama, al menos para los próximos 2 años, puede verse de dos maneras, o bien el kirchnerismo aumento su fuerza o bien la oposición esta muy debilitada lo que consecuentemente fortalece al ejecutivo nacional. El caso de la UCR o la Coalición Cívica son ejemplificadores, la primera fuerza en el congreso pero también en la dirección de las provincias ganando sólo en Corrientes. El caso de Lilita Carrió muestra como una fuerza que tenia cierto arraigo, sobre todo en las capas medias del pueblo, puede dilapidar su potencial y perder fuerza en tan solo un par de años, cambiando su anterior discurso “progre” por el de la derecha católica. En los próximos años el kirchnerismo gozará de una gran fuerza legislativa que le permitirá tener quórum propio, algo que inquieta mucho a la oposición, algo que inquieta justamente al otro sector de la burguesía en pugna en la argentina. Por esto que la lucha mediática por ganar la subjetividad del pueblo cobra gran importancia, y lo viene haciendo, la disputa por los medios de comunicación no es una disputa de intereses del pueblo contra intereses monopólicos sino un enfrentamiento por ganar la subjetividad y voluntad popular.

Como dijimos más arriba no hubo grandes sorpresas en los comicios, la lógica del mal menor opero en casi todas la elecciones y el voto conservador, votar para que casi nada cambie, se hizo presente en el electorado, y en esto tiene que ver mucho el termómetro económico antes mencionado.

El campo popular.

Néstor Kirchner fue un dirigente con una gran ambición de poder, saber construirlo, generar los mecanismos para ello y administrar desde esa posición fue un arte que caracterizó su política tanto nacional como regional. Fue así que al asumir la presidencia entendió cual era la situación política post 2001 y en función de eso generar una política de acumulación propia, allí es donde encontramos el espacio compartido con los movimientos político-sociales que marcaban la agenda de las necesidades populares inmediatas a resolver. Necesidades que garantizarían la estabilidad gubernamental para los próximos años. A los existentes movimientos sociales cobijados por el kirchnerismo se le sumo la construcción de movimientos propios, amparados bajo la estructura del estado, como fuente generadora de base social.

La lucha por las necesidades básicas insatisfechas, sumado a la falta de tácticas y estrategias concretas, para darle respuestas viables e independientes, por parte de las organizaciones populares, arrinconó el accionar de nuestras organizaciones, que poco a poco destinamos nuestros esfuerzos a militar por las dadivas que ofrecía un sistema en crisis. La falta de construcción política sólida fue el talón de Aquiles de cientos de organizaciones que hoy se encuentran disminuidas en su capacidad de movilización y convocatoria producto de un mejoramiento económico que apaciguó las aguas.

Pero como decimos siempre no son buenos tiempos cuando se lucha por lo imprescindible, ya que carentes de conciencia política una vez solucionado lo inmediato lo de fondo queda en segundo plano, o en el peor de los casos fuera de las necesidades y deseo de las masas. La falta del trabajo político en torno a objetivos a largo aliento, forjados en una moral revolucionaria que motive el accionar militante de nuestros hermanos de clase hoy se ve claramente, y es desde allí que se erige la figura del kirchnerismo como lo “progresista”, “la solución” y hasta “lo revolucionario”. Sin embargo este gobierno es lo mejor que pudo darse la burguesía después del cachetazo que el pueblo le dio en las puebladas de los 90´, el 19 y 20 de diciembre y en las movilizaciones posteriores que sacaron por la ventana al ex presidente Duhalde. Pero no supimos capitalizar esa acumulación en post de nuestros intereses, perdiendo la iniciativa y en una posición de clara debilidad de la burguesía otros sectores tomaron la posta construyendo una nueva subjetividad. Y si de batalla ideológica hablamos, nos debemos un análisis dialéctico de la misma evitando caer en aislamientos que separen la condición local con la del resto de los pueblos del mundo. Pese a los años sostenidos de lucha en los países europeos, por citar un ejemplo, la falta de organización, de una vanguardia, de una estrategia clara anticapitalista y revolucionaria queda a la vista, cuando los “indignados” de Europa o EEUU piden por un control de las actividades financieras y no por el fin de la explotación del hombre por el hombre. Por la regulación de los banqueros, un capitalismo con rostro humano, un que se vayan todos, pero no una sociedad sin clases, el control por parte de los trabajadores de los medios de producción y cambio[2].

En este marco, la falta de táctica y estrategia queda a la vista por parte de las organizaciones del campo popular. Situación que no solo genera la capacidad reducida de movilización de las mismas, sino la dispersión, entendida como no coordinación de acciones conjuntas, como así también el aislamiento de las diferentes organizaciones con el conjunto del pueblo. La necesidad del trabajo en unidad, de la planificación en las políticas de acumulación a corto, mediano y largo plazo, junto con la capacidad de inserción en las diferentes realidades de nuestro pueblo son las tareas del hoy para forjar el mañana que soñamos.