NO HAY REVOLUCIONES TEMPRANAS..... NACEN DESDE EL PIE!

12 ago 2011

Nuestra posición acerca de las elecciones.

En los últimos meses se abrió un debate en el conjunto de las organizaciones políticas acerca de que posición tomar frente a los comicios. La reforma política cambio el escenario y el armado del Frente de Izquierda de los trabajadores dividió opiniones.

Táctica y estrategia son fundamentales en toda organización revolucionaria para poder convivir con la coyuntura y con los proyectos a largo plazo.

Creemos que no debemos confundir lo necesario con lo urgente, ni lo inmediato con los planes a largo plazo, cada uno tiene su impronta y es necesario analizar de conjunto lo táctico y lo estratégico, pero nunca confundirlos ni mezclarlos. Veamos:

En el marco de las organizaciones de izquierda se abrió un profundo debate sobre el qué hacer en estas elecciones. Algunas organizaciones se llamaron a silencio, otras al no voto y algunas se encolumnaron detrás del armado de Partido Obrero – P.O., Partido de los trabajadores Socialistas –PTS e Izquierda Socialista. En este caso, más allá de los matices, el argumento de apoyo rondaba en torno a una defensa de las expresiones de izquierda, atravesadas por la reforma electoral que proscribe a las minorías. Este apoyo incluso se fundamenta más allá de las diferencias programáticas y acciones en sí mismas y, en algunos casos, se ajusta a la lectura de la recomposición del Kirchnerismo y del sistema electoral en su conjunto, y a una lectura de reflujo en el campo popular tanto a nivel objetivo como subjetivo, de diciembre del 2001 a la fecha.

Para partir del análisis de las elecciones nos resulta importante marcar fuertemente el carácter burgués del Estado Argentino. Es decir, el Estado como instrumento de dominación de la burguesía sobre el conjunto del pueblo. Desde esta posición sostenemos que el Estado tiene una estructura que se renueva cada 4 años, en función de la coyuntura marcada por la correlación de fuerzas de la irreconciliable contradicción de clases. Es decir, que las características de gobierno, que la clase dominante se da en defensa de la administración de SU Estado, será la mejor respuesta que podrán dar para salvar sus intereses. Por esto que no todos los gobiernos son iguales, ni responden exactamente a los mismos intereses. De todos modos, aunque quizá resulte redundante, nos parece arrancar el análisis desde este postulado pese a que el mismos esta extensamente desarrollado en nuestra nota ¿es posible llegar al socialismo por medio de la reforma?, publicado en el presente numero.

Ahora bien, metiéndonos lentamente en la discusión sobre la participación o apoyo, en la actual coyuntura en las elecciones, sostenemos que toda elección, dentro del marco de los gobiernos burgueses, estará atada a procesos coyunturales y solo fue y será analizada como un fin estratégico, en el marco de un gran auge de masas. Es decir, en un escenario de un amplio reconocimiento y participación del campo popular en las organizaciones revolucionarias. Esto dará, como consecuencia, que decidamos participar activamente en búsqueda de hacer publico este reconocimiento y posición política, para que la participación en los comicios sea un facilitador táctico, que se ajuste a la estrategia en el marco del proceso revolucionario en marcha. En cualquier otro caso, como bien explica Lenin, la participación, en caso de ser juzgada necesaria, será ligada a la experiencia de las masas o para ir probando fuerzas, pero nunca depositando expectativas o haciendo alianzas espurias que solo benefician al estado burgués legitimándolo y, lo mas grave, es que confunden a la clase y alimentan expectativas de cambio por vías que sabemos que no ocurrirán.

Es importante para nosotros entender, aunque suene reiterativo, que las elecciones pasan y los problemas de los trabajadores quedan, que la necesidad de cambio revolucionario nunca va a estar atada a una elección burguesa, sino, más bien, todo lo contrario.

Si vemos que efectivamente hay alianzas tácticas y alianzas estratégicas, es factible entender la necesidad de una alianza táctica en un sindicato, en un territorio o en la universidad, por ejemplo y, eso es valido si no se confunde el fin con los medios. Apelamos a construir a largo plazo, siempre lejos de la coyuntura en el entendido marxista de que la realidad es dialéctica, se motoriza por sus contradicciones y que la teoría revolucionaria es una herramienta que no esta innata en la clase sino que es preciso construirla al calor de la lucha, la organización y la conciencia.

Creemos que la reforma política vigente encamina a los comicios hacia el bipartidismo, eliminando las minorías. Creemos también que es continuidad de las reformas implementadas en el año 94, pero también creemos que la participación en las elecciones, como la confianza de que por medio del voto las cosas cambien, es algo bastante débil desde 1983 a la fecha. Ejemplo de esto es la gran abstención electoral a nivel nacional como en el resto de los distritos en las distintas elecciones.

Las organizaciones del campo popular debemos partir de una profunda autocrítica para analizar el contexto actual. No podemos depositar la responsabilidad de la actual situación objetiva y subjetiva de la clase en los partidos burgueses, ni en sus representantes, sino en qué hemos hecho como clase para revertir esta correlación de fuerzas aun favorable a nuestros enemigos. En este escenario sostenemos que lo imprescindible es generar una política de masas, insertarnos en ellas, dar el debate sobre la necesidad de la participación activa en la defensa de los intereses inmediatos, que poquito a poco ira dando el espacio para la discusión sobre la necesidad de la transformación revolucionaria de nuestra sociedad, sobre la necesidad de organizarnos, la importancia de formarnos en la teoría revolucionaria para entender y encontrar salidas a este régimen de explotación.

Las jornadas del 19 y 20 de diciembre fueron arranques espontáneos, carentes de organización real por parte de los sectores populares, a la cola del sector más titubeante de nuestra sociedad: la pequeño burguesía. El saqueo era evidente, el hambre y el desempleo eran moneda corriente y le costo un par de años al establishment local e internacional reestablecer el sistema de dominación. Vamos por 8 años de kirchnerismo, y seguramente por 4 años más, y no podemos negar que la clase esta contenta porque tiene trabajo, mientras que los punteros están preocupados porque la olla en los barrios ya no junta tanta gente, pero el problema para la patronal y sus representantes esta a la vuelta de la esquina. Hoy es necesario contener de alguna manera esta masa joven de más de 4millones de trabajadores que se han sumado al sistema productivo. Hoy es necesario encajonar las luchas y preocupaciones de los trabajadores que ya no pelean por ingresar al sistema de explotación, sino que se organizan para afiliarse, para conseguir mejores convenios, para legalizar su ilegal situación laboral, para participar de alguna manera en las jugosas ganancias que sus patrones ostentan día a día. Esto no quiere decir, como anuncia grandilocuentemente el P.O., entre otras fuerzas, que cambio el escenario de la clase obrera, que estamos en un pleno auge de masas. ¡No!, esto significa que han cambiado los ejes de las luchas, pero que aun la inmadurez política y organizativa de nuestra clase es grande y funcional a nuestro enemigo. Esto significa que el terreno en el seno de las organizaciones de masas es muy fértil, pero entendiendo que aun hoy se lucha por lo imprescindible. Es por esto que la clase esta huérfana de organización revolucionaria. Pero en el proceso dialéctico que se esta dando lentamente irá formando sus mejores hombres, sus compañeros naturales de cada espacio, esos compañeros que, como decía Santucho, serán los mejores entre los buenos que lucharan por la segunda y definitiva independencia.

No podemos analizar la realidad como una cuestión lineal, pero tampoco como una imagen estanca quedándonos solamente con el presente. No podemos abrazar nuestras motivaciones estratégicas detrás del mal menor. Lo que aquí esta en cuestión no es la identidad de izquierda, lo que aquí estamos discutiendo es qué es el FIT para la clase, qué significa como proyecto político para nuestros intereses. El apoyo o no a este rejunte no es el apoyo o no a un polo de referencia que confronte contra la burguesía, es el apoyo o no a la izquierda orgánica de la argentina que ha hecho de las elecciones un objetivo estratégico de su línea política a lo largo de los años. Es la defensa de la supervivencia electoral de un conjunto de fuerzas que ni bien se comenzó a discutir sobre la reforma política vieron truncado su eje de trabajo y la necesidad de aliarse entre los que suman más para sostener su supervivencia. El apoyo al FIT creemos que es el apoyo a una construcción política que trunca las aspiraciones de los trabajadores, como lo hizo históricamente el morenismo en la Argentina, que engaña las masas, que genera falsas expectativas. El apoyo al FIT no es más que seguir detrás de la cola de organizaciones que se caracterizan por su sectarismo, por su ultra izquierdismo a la hora de trabajar en los frentes de masas y que no dan muestras reales de tener una política estratégica por la toma del poder y la Revolución Socialista.

Sin embargo las elecciones pasarán, el FIT dejará de existir pasadas las 18hs de los últimos comicios de octubre, y nosotros, como miembros activos de la clase, seguiremos trabajando por un futuro más humano.

A lo largo de los últimos años nos hemos peleado con compañeros del campo popular por contradicciones secundarias, creemos que el apoyo o no al FIT es una de estas y que estamos por la unidad en contra de las divisiones funcionales a nuestro enemigo de clase.

Lejos estamos de dar lecciones de cómo llevar adelante una revolución, solo exponemos nuestros argumentos, no nos ponemos en jueces ni en verdugos de compañeros y, si en lo estratégico seguimos teniendo coincidencias aun con aquellas organizaciones que hoy vieron en las elecciones un espacio de acumulación, entonces creemos necesario seguir trabajando con acuerdos de unidad.