NO HAY REVOLUCIONES TEMPRANAS..... NACEN DESDE EL PIE!

1 ago 2011

EDITORIAL

Pasó un nuevo aniversario de la semana de los apagones en Libertador General San Martín, Jujuy, pero este aniversario no fue solo de recuerdo, sino que la memoria de lucha de nuestra clase se hizo nuevamente presente.

Para el mes de julio los trabajadores del Sindicato Empleados y Obreros del Ingenio Ledesma realizaron un paro de 72 horas con un acatamiento del 90% del campo y de la fábrica, en función de la falta de avances en las negociaciones y las negativas de respuestas del ingenio Ledesma por las condiciones de trabajo y por el reclamo salarial. La familia Blaquier dueña de la empresa se enriqueció históricamente a costas de la esclavización de sus trabajadores, el robo de tierra a las comunidades originarias y la contaminación intensa. Hoy lo sigue haciendo con total impunidad y bajo la venia del gobierno. Los compañeros del ingenio revelan que en “la última paritaria teníamos el salario más bajo del país en materia azucarera".

Los trabajadores y pobladores de Libertador General San Martín, más conocido como Ledesma por la influencia de la empresa en la localidad, son presos del feudo Blaquier que, como mencionamos más arriba, por estas fechas recuerda la noche del apagón, cuando en una semana de cortes de luz nocturnos, del 20 al 27 de julio de 1976, los militares secuestraran alrededor de 400 personas con móviles prestados por el ingenio con el objeto de romper con la organización obrera existente en la zona.

Las condiciones de trabajo siguen siendo inhumanas, los vecinos del ingenio padecen enfermedades por el método de producción de la fábrica, hoy como ayer los compañeros se organizan no para recordar el pasado sino para construir su futuro.

En este marco el padecimientos de los vecinos es inmenso, la falta de políticas publicas que controlen a la empresa, que generen bienestar a nuestra clase, que regulen el genocidio permanente de este monstruo del norte se hace carne cada día.

Para la última semana del mes de julio cerca de mil familias cansadas de esperar una respuesta ante la crisis habitacional decidieron tomar solo 15 de las más de 160mil hectáreas que tiene Ledesma. La respuesta no tardó en llegar y los dueños del poder demostraron una vez más como defienden sus intereses, como utilizan al aparato estatal y para estatal para borrar con sangre y fuego cualquier intento de nuestra clase que no les convenga.

El poder que ejerce es real, y una vez mas queda claro donde reside el poder en este sistema, que función cumplen las fuerzas de seguridad y que rol ocupan los títeres de los poderes públicos.

Ahora las acusaciones son cruzadas, unos dicen que es una campaña contra el kirchnerismo, otros tratan de sacar rédito para estar mejor parados frente al resto de los comicios que falta. Pero todos y cada uno de estos argumentos dan asco, por su obsecuencia, por su oportunismo, por su falta de humanidad. Varios son los muertos que dejo esta contraofensiva, fuerte es el daño que se provocó y una vez más la sangre la puso nuestra clase, una vez más nos tratan de engañar con mentiras mientras solo nos reparten miseria, una vez más debemos redoblar nuestro compromiso, reforzar nuestra organización porque nuestro enemigo es poderoso pero NUNCA invencible. Esto es lo que nos esta demostrando el pueblo jujeño que, lejos de irse a la casa frente al terror y extorsión que trataron de imponer desde las fuerzas represivas y funcionarios gubernamentales, forzó la entrega de viviendas que hacia años estaban sin entregar, presionó por la expropiación de las 45 hectáreas de Ledesma, puso negro sobre blanco el rol que ocupa Barrionuevo, que hoy se viste de progresista, pero antes del conflicto desoyó sistemáticamente la necesidad de tierras y viviendas para la familias más empobrecida y, que a su vez, estaba gestionando marcha la entrega de miles de hectáreas fiscales al ingenio.

Nuevamente queda claro que la participación activa de nuestro pueblo, la organización y lucha por nuestras necesidades, por nuestro futuro es la salida que debemos darnos como clase.