NO HAY REVOLUCIONES TEMPRANAS..... NACEN DESDE EL PIE!

1 ago 2011

INFORME ESPECIAL

Rodolfo Walsh “el periodismo o es libre, o es una farsa”

Decidimos publicar una nota biográfica del compañero que, mas allá de las diferencias políticas, hizo del periodismo un arte de liberación. Hoy que tanto se habla sobre la influencia de los medios en la subjetividad de nuestra clase, repasar el accionar de compañeros como Walsh nos parece indispensable para refrescar lo oportuno, corregir los errores y avanzar en la batalla ideológica contra el capital.

1. La infancia.

Dora Gil y Eduardo Walsh se miraron, trataron de buscar una solución honrosa, una salida viable para sus tres críos. En Lamarque, Río Negro, la crisis económica los apremiaba. Finalmente, decidieron “repartir” a sus hijos: dos fueron con sus abuelos y uno, Rodolfo, al Instituto Fahy, en Capilla del Señor. Allí, en ese colegio irlandés para huérfanos y pobres, el muchacho estuvo un tiempo hasta que lo trasladaron a una sede de la institución en Moreno, Buenos Aires. Ese escenario que asimilaba a través de sus grandes anteojos le sirvió para escribir algunos de sus cuentos. Es que el lugar era como un gigantesco monasterio, con sótano, y celadores estrictos. Tal vez desde esa miserable niñez ya soñaba con su Pulitzer, que de todos modos, nunca llegó.

De joven, la miseria le siguió los pasos. Cursaba el profesorado de Letras en la Facultad de Humanidades de La Plata sin un cobre en el bolsillo pero con las pretensiones calientes. En esa escasez, cada tanto acompañaba a su novia a la casa y fingían que se despedían ante la mirada de los padres. Pero lo que en realidad sucedía era que Elina pasaba por la cocina, armaba un sándwich, subía a la planta alta de la casa y desde su cuarto, envuelta y atada, la cena de Rodolfo, llegaba a sus manos ateridas que esperaban expectantes en la vereda.

2. Su apoyo a la Revolución Libertadora.

De a poco irá dando sus pasos en la política local. Participó en la Alianza Libertadora Nacionalista, y claro que apoyó el golpe de septiembre del ´55. Incluso escribió un artículo bastante pomposo, en homenaje a tres hombres de la aviación naval caídos en combate. “Cuando se escriba la historia de la revolución de setiembre, la base aeronaval Comandante Espora ocupará un lugar destacado. Se comprobará entonces que el papel de la aviación naval en el sur de la provincia de Buenos Aires fue tan decisivo como la acción del ejército y la aeronáutica en Córdoba y Mendoza, o la presencia de la flota en el Río de la Plata”, escribió. Sin embargo y a pesar de la carga heroica que reposa en estos pilotos de la revolución, la nota fue vetada por la Marina.

3. La vuelta de página.

“Sobre los cuerpos tendidos en el basural, a la luz de los faroles donde hierve el humo acre de pólvora, flotan algunos gemidos. Un nuevo crepitar de balazos parece concluir con ellos. Peor de pronto Livraga, que sigue inmóvil e inadvertido en el lugar en que cayó, escucha la voz desgarradora de su amigo Rodríguez, que dice:

-¡Mátenme! ¡No me dejen así! ¡Mátenme! Y ahora sí, tienen piedad de él y lo ultiman”

Los episodios de José León Suárez cambiaron radicalmente su postura sobre tal revolución. Era allá por el ´56, entre cafés varios y juegos de ajedrez, cuando la historia le cae de sorpresa. “El fusilado que vive”, cambió la vida de Rodolfo Walsh y la de toda su familia. En esa época su casa era una escuela para niños con problemas de vista, su esposa era la directora de la institución, por lo que le permitieron vivir en las habitaciones del primer piso. El lugar era una estructura típica de fines del siglo XIX, un caserón amplío, luminoso y frío. En aquellos años posteriores a Operación Masacre comenzó la persecución. Todavía reinaba la Libertadora. Es así que anduvo de aquí para allá, viviendo de prestado en casa de amigos por Merlo y Tigre. Para esta altura, ya se había separado de su mujer.

En esta forma de trabajar Walsh encontró la práctica de un periodismo testimonial, de denuncia. “Cuando escribí esta historia, yo tenía treinta años. Hacía diez que estaba en el periodismo. De golpe me pareció comprender que todo lo que había hecho antes no tenía nada que ver con una cierta idea del periodismo que me había ido forjando, y que esto sí –esa búsqueda a todo riesgo, ese testimonio de lo más escondido y doloroso-, tenía que ver, encajaba en esa idea”, reflexionó. Y parado desde esa conclusión, se lanzó tras otra historia oculta de la Fusiladora, la del caso Satanowsky. Sin embargo, el resultado fue el mismo: “los muertos, bien muertos; y los asesinos, probados, pero sueltos”. Claro que las persecuciones y amenazas estuvieron presentes, pero las convicciones de Walsh no conocían la capitulación, él sostenía que “el periodismo o es libre, o es una farsa”. La dictadura gorila iba llegando a su fin.

4. “El sistema no encarcela a sus hombres: los premia. No encarcela a sus verdugos: los mantiene. Y Augusto Vandor es un hombre del sistema”.

Más curtido, más enojado y sobre todo escéptico ante esa imagen de justicia que se vende siempre, encaró el famoso tiroteo en la confitería Real de Avellaneda. Estaba en su casa, con su compañera de entonces, Lilia Ferreira, cuando se enteran de la noticia: Rosendo García había muerto. Ante la revelación del croquis que ve en el diario, recrea el acto en su departamento con Lilia en el piso y un hilo que él sostenía parado en el supuesto ángulo de tiro.

Siguió la línea que sus instintos le marcaban y dio cuenta de la infección que comenzaba a comer al sindicalismo. Su libro ¿Quién mato a Rosendo?, desentraña el manejo de los jerarcas sindicales, el entreguismo y la forma en que se “deshacían” de los obreros combativos y potenciales opositores. Así, una vez más queda a las claras, que las actuales “patotas sindicales” no son para nada novedosas ni originales. Los métodos se heredan en todos los campos.

5. Sus primeros pasos en la militancia política.

"Todos los poderosos se van a unir contra nosotros. Es posible que intenten la formación de otro cuerpo. Es posible que vayan a los ministerios para decir que este Congreso es nulo. Tal vez no tengamos edificio, tal vez no tengamos personería, tal vez no tengamos esta poca libertad con que lo estamos desafiando todo… Pero este Secretariado y este Consejo Directivo, a la luz o en la clandestinidad, son las únicas y legítimas autoridades de la CGT, hasta que podamos reconquistar la libertad y la justicia social y que le sea devuelto al pueblo el ejercicio del poder"

Lo citado anteriormente es el prólogo de la CGT de los argentinos. Allí se siente claramente la decisión y la firmeza de sus ideas. Para principios de los ´60 estaban en formación incipientes organizaciones guerrilleras, aunque el periodista todavía no había decidido la vía armada. Tal vez fueron sus hijas, Victoria y Patricia, que de manera burlona le dijeron que “se dejará de joder con la literatura”, y hayan hecho cambiar de parecer a su padre. Ambas ya militaban.

Comenzó en las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas) y luego ingresó a Montoneros en los ’70 como jefe de inteligencia. Desde su cargo planificó diversas acciones militares pero desde 1974 cuestionaba muchas de las decisiones de la conducción nacional de Montoneros, aunque permanecía en la organización que él avizoraba que se hundía irremediablemente. Escribió un documento en donde detalla las falencias de la organización: “Nuestras formas organizativas deben ser la organización o el Partido Montonero -que incluye a todo lo que genéricamente llamamos fuerza propia- y el Movimiento Peronista. Eso es lo que existe y a partir de ahí debemos construir. De otro modo invertimos enormes esfuerzos poniendo todo el Partido a la tarea de inventar el Movimiento Montonero, que no tendrá existencia real”. Además crítica el accionar y la falta de autocrítica por parte de la conducción nacional, sigue escribiendo: “Decidimos el fracaso total de los planes del enemigo y seguimos subestimándolo. Esto es muy grave y pensamos que en el fondo obedece a la incomprensión sobre nuestra propia historia”.

6. Cadena Informativa, ANCLA y el golpe del ´76.

“CADENA INFORMATIVA es uno de los instrumentos que está creando el pueblo argentino para romper el bloqueo de la información. CADENA INFORMATIVA PUEDE SER USTED MISMO, un instrumento para que usted se libere del terror y libere a otros del terror. Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El Terror se basa en la incomunicación. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. DERROTE AL TERROR. HAGA CIRCULAR ESTA INFORMACIÓN”

Tanto Cadena Informativa y la Agencia de Noticias Clandestina (ANCLA), representan una interesante experiencia de difusión popular. Se desarrollaron en una dictadura qué sólo podía darse legitimidad con la más extrema violencia y con una férrea censura a la prensa. Esto último fue uno de los primeros objetivos a concretar por la Junta Militar.

El 24 de marzo de 1976 el bando número 19 de la Junta anunció que se recluiría por diez años “al que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare noticias, comunicados o imágenes con el propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar la actividad de las Fuerzas Armadas, de seguridad o policiales”. También se dictaron decretos específicos para sacar de circulación a la prensa política. Así desaparecieron: Nuevo Hombre, Nuestra Palabra, Tribuna Popular, La Yesca, Posición Nacional e Información.

Las radios y estaciones de televisión en manos del Estado no presentaban más problema que elegir un interventor que estuviera de acuerdo con la política reinante. Por lo tanto, el único camino que le quedó a Rodolfo Walsh para tratar de crear una resistencia popular fue la clandestinidad, con medios simples pero efectivos.

A tres meses del golpe, reunió a un grupo de periodistas y armó una extensa red de informantes. Varios lo pagaron con su vida: Eduardo Suárez, Luis Guagnini entre los periodistas, el conscripto de la Escuela de Mecánica de la Armada Sergio Tarnopolsky (asistente del teniente de navío, Jorge Acosta, y testigo de múltiples torturas). Con él desaparecieron sus padres, su hermana de 16 años y su esposa. La misma suerte corrió Mario Galli, un ex guardiamarina que había participado en 1972 en el alzamiento de la ESMA en apoyo al regreso de Perón. Su madre y esposa embarazada también desaparecieron.

Una vez que la red estaba asegurada creó ANCLA. Basada en una estructura artesanal y alimentada por la información popular, sus cables se enviaban por correo a las redacciones, a los corresponsales y a publicaciones internacionales. En ellos había desde testimonios de sobrevivientes a entrevistas con obreros que relataban la situación dentro de las fábricas. Además de informes con los procedimientos de las fuerzas especiales de seguridad, el sistema de defensa de la ESMA y el aumento de sueldo a los militares.

En paralelo con ANCLA también creó Cadena Informativa que presentaba algunas diferencias con la primera:

La escribía Walsh y no sus colaboradores.

Constaba de breves textos, de una o dos carillas fáciles de reproducir.

Se enviaba a personas de distintas actividades.

Aparecía una o dos veces por mes.

Mayormente era entregado en mano.

En una habitación prestada en algún lugar, que todavía era seguro, un periodista apurado por las circunstancias tan adversas, dolido por las muertes de su hija Victoria y su amigo Paco, lee los cables que le llegan clandestinamente y trata de organizarlos para no faltar a la verdad. De manera pulcra y artesanal redacta los partes de ANCLA. También escribe cartas. Él tiene que contar lo que pasa, quiere vencer al terror frente sus narices. Se seca el sudor de la frente y sigue su labor. Durante sus últimos tres meses de vida no descansó para nada. Entre sus últimos escritos es imposible soslayar su ya histórica Carta Abierta de un escritor a la Junta Militar, la que comienza de esta manera: “La censura de prensa, la persecución a intelectuales, el allanamiento de mi casa en el Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida de una hija que murió combatiéndolos, son algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión clandestina después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi treinta años.

El primer aniversario de esta Junta Militar ha motivado un balance de la acción de gobierno en documentos y discursos oficiales, donde lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades”.

Este documento cuenta detalladamente las atrocidades que se cometían contra el pueblo argentino. También demuestra que además de acabar con la “subversión” las FF.AA venían a imponer un modelo económico, cuando escribe por ejemplo: “En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada. En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40%, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30%, elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar, resucitando así formas de trabajo forzado que no persisten ni en los últimos reductos coloniales.

Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva, prohibiendo asambleas y comisiones internas, alargando horarios, elevando la desocupación al récord del 9% 12 prometiendo aumentarla con 300.000 nuevos despidos, han retrotraído las relaciones de producción a los comienzos de la era industrial, y cuando los trabajadores han querido protestar los han calificados de subversivos, secuestrando cuerpos enteros de delegados que en algunos casos aparecieron muertos, y en otros no aparecieron”.

  1. El paso a la eternidad.

El viernes 25 de marzo de 1977 Rodolfo Walsh esperaba comer un asado en su flamante casa de San Vicente, y a pesar de tanto horror dictatorial celebrar el nuevo hogar y sobre todo, el nacimiento de su nieto. Su compañera, hija, nieto y yerno se sorprendieron al estar llegando y no ver el humo del almuerzo, ya que eran alrededor de las once de la mañana, por el contrario encontraron una casa bombardeada. Unos momentos antes en el cruce de las avenidas San Juan y Entre Ríos, Walsh daba su última batalla contra la dictadura, ya no con una máquina de escribir sino con un viejo 22 en una mano y en la otra su maletín con varios ejemplares de la Carta Abierta. Parapetado detrás de un árbol recibió las ráfagas de metralla y cayó. Sobre esos cobardes verdugos poco se sabe pero de Rodolfo Walsh se sabe y mucho.

“…y cuando las ráfagas que sonaban en la tarde abrieron una llaga incurable en la memoria, el pueblo aprendió que estaba solo y que debía pelear por sí mismo, y después que las figuras se perdieron en los límites del parque, el pueblo aprendió que estaba solo y que debía pelear por sí mismo y que de su propia entraña sacaría los medios, el silencio, la astucia y la fuerza, mientras un último golpe lanzaba al querido Walsh del otro lado de la cerca donde permaneció insensible y un héroe en la mitad del camino…”(versión alterada del cuento “Un oscuro día de justicia”, 1967, Rodolfo Walsh)