NO HAY REVOLUCIONES TEMPRANAS..... NACEN DESDE EL PIE!

11 jul 2010

EDITORIAL.

En este último mes y medio vivimos una explosión popular que podríamos llamar de patriotismo o patrioterismo, según desde donde se lo mire. Primero fueron varios días de Argentinidad al Palo para festejar el famoso bicentenario de la Revolución de Mayo, luego y sin respiro se nos vino encima la pasión mundialista. Y, más allá de los cuatro goles alemanes que nos devolvieron de un mazazo a la realidad, el 9 de julio es la frutilla del postre nacional y popular.

Si analizamos todo lo generado alrededor de estos acontecimientos con estricto apego a la teoría marxista, no podemos menos que denostar la acción propagandística llevada adelante por el gobierno y sus voceros, ni la masiva participación del pueblo en los mismos. Es indudable que este Pan y Circo en versión kirchnerista busca hacernos olvidar de que sigue habiendo desocupación, contratos-basura, superexplotación, necesidades básicas insatisfechas, miseria, exclusión, discriminación (pongámonos a pensar por ejemplo qué preocupaciones rondarían por la cabeza de los hermanos tobas del centro y oeste de Chaco mientras en plaza San Martín festejábamos los goles contra Grecia o sufríamos cada contraataque alemán…), gatillo fácil (los tres pibes muertos en Bariloche nos recuerdan que la policía no deja de cumplir sus tareas aún durante el Mundial). Y tantos males más que “nos afectan a los argentinos”. No a todos, claro; a la clase trabajadora, más allá de que el eufemismo quiera hacernos convencer de que el patrón va a sufrir tanto como sus obreros, o el usurpador de tierras patagónicas tendrá los mismos problemas que los mapuches a quienes les quita su sustento económico y espiritual.

Pero más allá de lo evidente que puede resultar lo retratado en las líneas anteriores, podríamos tratar de ver algunos signos positivos en toda esta cuestión. En principio, respecto al Bicentenario cabe preguntarse cuántos de los que participaron con orgullo de los festejos, recorrieron la muestra y cantaron el himno hubieran hecho lo mismo durante el apogeo de la pizza con champagne menemista. No hay que confundir las maniobras de una administración como la actual, que más allá de su discurso nacional y popular defiende a la burguesía con la misma tenacidad que todos los gobiernos centrales desde el Directorio en adelante (ver nota de formación) con la revitalización del sentimiento de pertenencia nacional por parte de muchos que lo estaban perdiendo. Por supuesto, esto por sí mismo no es sinónimo de un despertar masivo de conciencia revolucionaria… pero sí es lógico y posible inferir que al menos en un porcentaje de nuestros compatriotas haya hoy un escaloncito más de compromiso hacia lo político, lo social, lo que nos hace sentir parte de un todo. Sin esa base sería el doble de difícil construir una opción revolucionaria, socialista. Como muestra vaya el ejemplo de Augusto Sandino en Nicaragua.

Sin embargo, es propio separar la paja del trigo en toda esta cuestión nacionalista. No podemos caer en el facilismo de atacar una realidad objetiva como es la pasión que genera el futbol en Argentina. Lo que no se puede dejar de analizar es cómo influye la maquinaria de medios de información que agitan con propagandas, informes, programas, publicidades y todo tipo de estímulos para exacerbar esta fiebre mundialista. Si bien la gran mayoría miramos los partidos por el amor al deporte, las pisadas, el toque y los goles, no debemos olvidar que es un circo montado básicamente por Adidas, Coca-Cola, Fly Emirates, Hyundai, Sony y Visa, socias de una federación que opera en todo el mundo como es la FIFA. Federación a la que no le importan los pueblos, los humildes, y hasta el deporte, ya que la pelota es hoy el sujeto del negocio que convierte a hombres, como Messi, en marcas, en productos de comercialización y venta de otros productos.

El nacionalismo, para la burguesía, es un elemento esencial para aplacar la lucha de clases. Explotados y explotadores “unidos” bajo los mismos colores. Los ricos gritando y luciendo la camiseta de hombres salidos de las barriadas más humildes, como los es Carlos Tevez al igual que la gran mayoría de los futbolistas, pero que hoy no merecen ser encarcelados o ferozmente reprimidos, merecen respeto porque ganan millones y juegan en las ligas más importantes del mundo. Incoherencias de una clase dominante, que impulsa un sistema de explotación y nos trata a las mayorías como estúpidos. Pan y circo, diversión como dijimos en una anterior publicación, que sirve para tapar una realidad que desborda, una injusticia cotidiana que golpea a los sectores más empobrecidos de nuestra sociedad.