NO HAY REVOLUCIONES TEMPRANAS..... NACEN DESDE EL PIE!

15 may 2010

NACIONAL

Por: José Peña

Se cumplen 200 años del primer intento de libertad de los pueblos de Indo América. El fallido intento se gesto por la debilidad y soledad de los revolucionarios, como así también del poder del enemigo. Durante los 200 años de historia argentina se gestaron miles de enfrentamientos entre el pueblo y su clase obrera contra las injusticias cometidas por los dueños de la tierra y los medios de producción. Desde los orígenes de la conquista en esta tierra, pasando por la resistencia de los pueblos originarios en la campaña del desierto, la Patagonia rebelde, la semana trágica, los primeros intentos de organización por parte de los inmigrantes comunistas, socialistas y anarquistas, la resistencia al fraude patriótico protagonizado por la oligarquía terrateniente, la lucha de los estudiantes universitarios, la consecuente resistencia de los pueblos a las sucesivas dictaduras militares, la organización de la clase en los gremios y participación activa en las centrales obreras, la resistencia peronista, la lucha de los cañeros del norte y los hacheros de Santiago, el cordobazo, villazo, viborazo, tucumanazo y demás “azos” protagonizados por una clase obrera que iba forjando su vanguardia, la creación de organizaciones revolucionarias insertas en el pueblo, las coordinadoras internacionales revolucionarias, la resistencia contra la última dictadura militar, el santiagazo, la lucha contra las embestida privatizadora de los ´90, la insurrección de diciembre del 2001, y tantas otras más que forman parte de la gloriosa historia de lucha de nuestro pueblo en estos 200 años, que no figuran en la agenda recordatoria ni manuales de historia nacional burguesa.

Sin embargo, la clase dominante hace rato que viene anunciando todo tipo de medidas en relación al bicentenario. Bicentenario que esta más asociado a la dominación burguesa que a la historia de nuestro pueblo. Las condiciones de vida en las que estamos sometidos no ameritan ninguna clase de celebración, ¿qué estamos celebrando en estos 200 años?; ¿una desocupación que supera el 20%?; ¿el hambre de nuestro pueblo?; ¿la falta de atención medica, educativa y de transporte de calidad para todos?; ¿la entrega de nuestro recursos naturales?; ¿la sumisión al FMI, Banco Mundial, Club de Paris y de mas timberos del mundo?; ¿la represión como respuesta a cada uno de nuestros reclamos de justicia?. El bicentenario de dominación burguesa nos encuentra con pocas razones de festejo.

Una vez más la clase dominante nos impone un festejo que no nos corresponde, un cumpleaños ajeno que se celebra con nuestro dinero, con el costo de la explotación a la que estamos sometidos todos los días.

La economía argentina camina temblorosamente en las aguas pantanosas de la crisis financiera internacional. Las recetas ya conocidas por el pueblo argentino; achicamiento del estado, flexibilización laboral, en fin, aumento de la tasa de súper explotación y opresión, se están aplicando en el costado más flaco del imperialismo europeo. Lejos quedaron los anuncios de crisis superada y más lejos aun “el milagro español”, cuando intentaban vendernos la hazaña de la emergente “potencia española”.

Como veníamos analizando en las anteriores publicaciones, la crisis financiera internacional rompe los mercados más débiles de la cadena capitalista. La Argentina, estado capitalista y socio menor de la burguesía financiera internacional, pagó, paga y pagará una vez más las consecuencias de la timba financiera más temprano que tarde.

En el marco de un sistema en crisis, cada facción de la clase dominante busca la salida política que mejor convenga a sus intereses, y es ahí donde se encuentran las contradicciones como ocurrió en las últimas semanas con la cotización del peso respecto del dólar. Los grandes pulpos financieros que apuntan su producción a las exportaciones, como el caso de las grandes autopartistas, apuestan a un dólar muy alto, de manera que los costos de producción sean más bajos, las ventas aumenten y de esta manera garantizar su tasa de ganancia, mientras que para la pequeña burguesía la sobre valoración del dólar les complica la importación de materiales necesarios para la producción. Es por esto que el Estado capitalista garantiza la tasa de ganancia subvencionando la producción con el dinero del pueblo.

Así también, se notan diferencias en cuento al pago de la deuda externa. Pero en ninguno de los casos la diferencia radica en el no pago a la deuda. La burguesía en su conjunto responde de manera unánime, mediante sus políticos y medios de comunicación, la necesidad del pago de la deuda. La diferencia está, como decíamos en la edición anterior, de dónde se saca el dinero para pagarla. Ahora también existe otra diferencia, mientras que en análisis de la década del 90 el pago de la deuda, y el endeudamiento con los organismos de créditos internacionales se las veía como políticas de relaciones carnales con el imperialismo, el gobierno “nacional y popular” y sus aliados en la cruzada, intentan hacernos creer que es una medida casi patriótica o de gran importancia para el pueblo trabajador. Lo que nos preguntamos es desde cuando legitimar una deuda fraudulenta, beneficiar a los especuladores, inyectar dinero en un sistema en crisis por su propia especulación y acordar futuros endeudamientos con los mismos organismos de créditos internacionales, que hoy estrangulan a la clase en todo el mundo, es una medida progresista.

La disputa por la carroña del poder y la búsqueda de salvaguardar la sacrosanta tasa de ganancia genera chispazos en los diferentes frentes. Hoy convivimos con la mentira de que en la argentina se encuentra en disputa el modelo golpista contra el oficialismo democrático. Antagonismos falsos, cuando sabemos que las dos partes representan a la clase dominante, y que esta demostrado que tantos unos como otros reprimen al pueblo cuando se organiza demostrando quienes somos los verdaderos opositores a sus intereses comunes. En la argentina de los derechos humanos se aprueban leyes represivas como la ley antiterrorista, la baja de la imputabilidad de los menores criminalizando la pobreza y demonizando a la juventud, sumado a la modificación del código contravencional. En la argentina de los derechos humanos se reprime a los compañeros que luchan contra la minería a cielo abierto, se profundiza el clientelismo, se favorece la política de concentración de capitales y reducción del empleo, se liquida el patrimonio nacional, y se somete a procesamiento a más de 6mil luchadores populares. En la argentina de los derechos humanos se legaliza la timba financiera, se legitiman los sindicatos conducidos por la burocracia, se modifican los índices de estadísticas y censos, la inflación come nuestros salarios, y se mercantiliza la educación, la salud y el alimento. En la argentina de los derechos humanos se militarizan las barriadas, se rotula de golpista cualquier medio que no adopte posturas oficialistas y se cooptan militantes de derechos humanos, intelectuales y personajes reconocidos para mostrarse distintos.

Nada, absolutamente nada de eso debemos creer. Solo la verdad es revolucionaria, y la verdad indica, como decía un héroe de principios del siglo XIX como lo era Artigas “que de nada debemos depender sino de nosotros mismos”. Unos y otros tienen los mismos intereses para la clase trabajadora y el pueblo en general: explotación, opresión y muerte. Mismos intereses que motivaron la política de dominación en estos 200 años. La clase y los aliados del pueblo debemos dar respuesta cada uno de nuestros problemas, desde las de orden más inmediato entendiéndolas como los primeros pasos en la construcción de doble poder, hasta las de características estratégicas hacia la construcción de un estado obrero y popular, por la segunda y definitiva independencia.